Quemador Temazcal - Essentially Mindful x Paramo

Escultura Quemador "Temazcal"

• Disponible bajo pedido, entrega en 3 - 5 semanas
  
• Arcilla gris de alta temperatura con arena del Volcán Cayambe, Ecuador
• Modelada a mano
• Horneada a 1220°C
• Pulido sin esmalte

Hecho por Jaime Andrés Aldaz/Paramo exclusivamente for Essentially Mindful

En el principio era el

abismo,
y junto a él estaba la palabra.

 

Y el fuego.

 

Un tímido destello. Las cosas del mundo se acercan, como si atendieran a una llamada. Las palabras ponen el mundo a nuestra merced, para dar las gracias. La llama nos acompaña como un testigo silencioso, y en su crepitar se urde una conversación con lo invisible: hablar con los abuelos de lo que no pudimos decir, mirar de frente lo que se quebró, agradecer por quienes caminan a nuestro lado. El fuego no da respuestas, pero ilumina lo suficiente.

 

Encender el fuego como un acto de peregrinación. No por los caminos que marcan los mapas, sino por los que se cruzan adentro: los del recuerdo, los del duelo, los del deseo. El fuego, en el borde del abismo, donde creemos que no hay más posibilidad. Caminamos igual, es una oportunidad para subir la montaña. Es simple y es profundo, como quien busca la dicha bajo distintos cielos.

 

Que estas piezas de cerámica sean buen nido para tu fuego.


 

Quizás, en esta noche,
eso sea lo único que necesitamos.

Esta colección reúne piezas que nacen del fuego, pero también de la escucha, del cuidado y del tiempo. No se trata solo de objetos: son fragmentos de un gesto más amplio, de un deseo de encuentro, de abrigo y de memoria. Cada forma, cada

textura, cada color, es un intento por acercarse a lo invisible, a eso que nos acompaña aunque no siempre tenga nombre.

Aquí, el fuego no es solo herramienta: es presencia, es compañía. Una fuerza antigua que transforma, pero también que convoca. La cerámica, en su fragilidad y su resistencia, guarda ese diálogo entre lo que somos y lo que buscamos. Este texto que acompaña las piezas es una invitación a detenernos un momento. A leer con los ojos, pero también con el cuerpo. A recordar que, a veces, lo que más necesitamos es encender una pequeña llama y estar ahí, simplemente, presentes.